No podemos predecir el futuro. Es vano intentarlo. Pero podemos ayudar a inventarlo. Para inventarlo es necesario saber qué quieres. El oráculo de Delfos decía que el secreto era conocerte a ti mismo. Pero está incompleto, el secreto es conocerse a uno mismo para saber qué es lo que se desea, qué rumbo se desea caminar.
El vivir una vida significativa y plena depende de uno. Y es responsabilidad de uno. Entonces, darle significado a la vida también depende de uno. Y no es fácil. Requiere de horas de introspección, y de un con consistente proceso de prueba y error.
Algunos tienen la suerte de encontrar la claridad en el camino temprano. A otros nos cuesta tiempo y esfuerzo. Pero merece la pena ser persistente. Merece la pena definir qué es lo que quiero. Y lo que quiero es es algo que no suele ser complicado, ni mucho. Generalmente puede definirse en una frase, pero esa frase puede darle sentido a nuestra vida.
Por otro lado, sin importar que tan claro tengas el qué, y el por qué, el cómo es algo que irás aprendiendo a conocer en el camino. Es como conducir un auto a una ciudad lejana. Sabes a dónde quieres ir, sabes por qué quieres ir allá, y tienes una idea a grandes rasgos de cómo. Sin embargo, no puedes predecir si lloverá, si habrá tráfico, si habrán accidentes, si se hará de noche antes de lo que anticipabas, si el auto necesitará gas y hay cola en la gasolinera, etc. El cómo irá apareciendo, pero si tienes el qué y el por qué, se hará más fácil. La claridad del cómo es importante, pero la realmente importante e la del qué y del por qué.
¿Tienes claridad en tu propósito?
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