Espectador de futuros que me miras a mí, inventor de futuros. Tú que estás ahí viendo los hilos del mundo unirse, que no los tejes pero no lo impides, que paciente sabes qué es lo que se debe de hacer. Espectador del mundo, que lo observas de día y de noche, en la montaña y en la mar, en el campo o en la urbe, dime tú, ¿cómo construyo el mundo que ha de ser en algún tiempo? ¿Sabes tú acaso cuál es la fórmula para ser feliz?
Sí, yo son el inventor de futuros, gracias a Tí, porque ellos dependen de mí. Las incontables combinaciones posibles son mías ahora, pero con el pasar de las horas tengo que elegir una sola. Me asfixia a veces tanta responsabilidad, tanta variedad y tan sólo poder escoger una.
Espectador de mi vida, que estás en tu cómodo sofá reclinado, esperando con cariño algo de mí. Te desvelas conmigo y aquellas madrugadas que el despertar me llama primero que el sol estás ahí conmigo. Dime, ¿qué hago para no escribir aquello ya escrito de “yo pude haberlo hecho mejor”?
Observador de otras vidas, dime que hacen aquellos que cambian al mundo, que como se incomodan con la realidad y la deforman para sí, dime cuál es la poción mágica que he de tomar para sacar mi energía interior.
Espectador de la realidad, sí ya sé, no me lo has de revelar. Ahora que te veo con un poco de duda, te lo suplico, no me lo digas, déjame descubrirlo a mí. Para ello son muchas las cumbres que me esperan, pero bien sabes qué quiero hacer esas cumbres mías, comprendes como yo que los secretos se esconden en rincones pequeñitos adentro de mí. A veces me canso de escucharlo, pero lo sé.
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