Acabo de leer un interesante libro llamado “Brain Rules”. Uno de los temas que el libro enfoca repetidamente es el del sueño, y de cómo el sueño es un factor que en nuestra sociedad ha quedado totalmente relegado a un segundo plano. Como todo lo referente al cerebro -desde su anatomía hasta la psicología- el sueño es un tema que me intriga mucho. El primer enfoque que el autor da me parece interesante: el ser humano es un mamífero bastante vulnerable a ser cazado. No somos rápidos, no vemos de lejos, no tenemos garras, no tenemos grandes colmillos, no nadamos bien, no trepamos bien. Desde un punto de vista biológico nuestros antepasados eran equivalentes a venaditos en la gran sabana africana. Aparte de eso dormimos mucho -el comportamiento ideal para nuestros predadores-. Entonces, si esto es así, debe existir una razón evolutiva bastante fuerte para que durmamos. Y de hecho existe: durante la noche las conexiones neuronales en el hipocampo se “asientan” y fortalecen, con lo que nuestros conocimientos del día pasan a un estado un poco más estable (casi todo lo que experimentamos lo olvidamos). Sencillamente cuando dormimos, aprendemos.
Por otro lado hay una gran batalla en nuestro organismo, que comienza a los pocos meses de ser concebidos hasta la muerte. Una parte de nuestro cerebro -con neuronas, neurotransmisores y hormonas- batralla eternamente por mantenernos despiertos, al tiempo que otro batallón lucha por mantenernos dormidos. Eventualmente se reparten ganancias: la parte que nos empuja a estar despiertos gana en una proporción de dos a uno a la parte que nos quiere mantener dormidos. En un humano normal, esta relación suele ser 16 y 8 horas. Esto porque nos guíamos por la luz solar, pero aún en su ausencia esta relación se respeta (hay experimentos extraños que lo comprueban). Esta batalla tiene un lapso especial en el que ambos ejércitos quedan “tablas”, aproximadamente ocho horas luego de despertar. Y cuando esto sucede nos da sueño, y aparece la siesta.
La siesta no es una costumbre, es una necesidad biológica totalmente desentendida en nuestros días. Llama la atención que las horas con más accidentes automovilísticos del día son entre las 2 y las 4 de la tarde. O sea que esta desatención a la siesta es incluso fatal. Igualmente a esta hora suele ser la hora menos productiva en la mayoría de trabajos, y es la hora en la que los accidentes en áreas de trabajo ocurren con más frecuencia. Un estudio en la NASA arrojó un resultado impresionante: al dormir -más bien, descansar- durante 26 minutos en la hora de la siesta, se logra un aumento de productividad del 30% en los pilotos de NASA. Una relación casi idéntica aparece en otras profesiones. Entonces, siendo un aumento tan grande (es un tercio más!!!) ¿por qué los modelos educativos y de negocios no toman esto en cuenta? ¿Qué empresa no quisiera aumentar la productividad de sus empleados en 1/3? ¿Y cuánto cuesta? Media hora de siesta!!!
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