Esperando la tormenta en el Pacífico guatemalteco. La tormenta vino. La tormenta se fue. La tormenta nos enseña que, si se la quiere encontrar, la tranquilidad habita en todos lados. Eso sí, la tranquilidad no es quietud, no es inmovilidad. La tranquilidad es dejar que las cosas pasen, aceptar el flujo impredecible y poderoso de aquello que no puedo cambiar. El resto, depende de vos.
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