Uno de los requerimientos para una buena vida es la lectura. Para el latino en general, tanto de América como de Europa, la lectura está reservada para aquellos que tienen poco que hacer. Desconozco las estadísticas en cuanto a libros leídos anualmente en cada región, pero estoy seguro de que hay una gran diferencia en el promedio de los países latinos y de los países sajones. Tenemos que leer más. El leer nos pone en contacto con las mejores mentes de la humanidad. Y no sólo eso, nos pone en contacto hablando en primera persona. Es una lástima que la comunicación sea de una vía, pero no deja de ser mágica.
Cuando entro a una librería me siento abrumado. Miro títulos, y títulos de libros que quisiera leer. Hace tiempo tomé la decisión de que cada vez que voy a comprar un nuevo libro hago una pequeña investigación antes, especialmente con lo fácil que es hacerlo ahora por Internet. ¿Por qué? Para saber que leer y saber que NO leer. Un mal libro es un real desperdicio, especialmente porque tenemos una cuota muy pequeña de libros por leer.
Si una librería pequeña tiene unos 50,000 títulos, ¿cómo escogemos? Imaginemos que tengo 50 años más de vida (aunque con el mundo de hoy esto no es ni garantía ni promesa), y que soy un lector ávido que lee un libro anual. Esto es 52 libros al año. Pero para redondear dejémoslo en 50 libros anuales, que sigue siendo una meta alta, y hasta cierto punto poco realista. Ahora, 50 años leyendo 50 libros, quiere decir que tengo por leer 2,500 libros en mi vida….si leo MUCHO. Entonces, si de algo estoy seguro es que debo escoger bien esos 2,500 libros pendientes. Quisiera tener un poco más de tiempo. Por qué, cuántos buenos libros existen? Cuántos buenos libros se escriben cada año? Y sin quererlo, cuántos libros malos leeré? Hay que tener mucho cuidado al elegir la siguiente lectura, porque es un desperdicio lamentable no hacerlo y dejar de leer buenas cosas a costa de malas. El costo de oportunidad es demasiado grande.
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