Es sorprendente la cantidad de personas, en las que a veces me incluyo yo, que viven sus vidas en pausa, haciendo cosas mientras hacen lo que realmente quieren hacer. Es común escuchar comentarios diciendo “estoy trabajando en esto que no me gusta *mientras* junto para hacer esto otro que me gusta”, o “estoy con esta persona que no me llena *mientras* encuentro alguien que lo haga”, “estoy haciendo esto *mientras* espero que pase esto que quiero”. No es malo hacer una ciertas cosas que no nos convencen para lograr lo que queremos, lo que esta mal es ese *mientras*, porque -mucho cuidado- ese *mientras* se puede volver tu vida, y eso que deseas puede nunca llegar.
Analiza un poco hoy tu vida, lo que haces, lo que quieres y lo que piensas. Ten mucho cuidado de no ser uno de los muchos que hoy viven frustrados cincuenta semanas al año con el afán de gozar dos de ellas. Si lo que haces te irrita todos los días algo esta mal, y si no haces algo por cambiarlo, solito no va a cambiar. Una que otra vez tendrás la suerte que cambie, pero estarás dejando tu satisfacción en fuera de tu control. Y ese es uno de los errores más grandes que pasan hoy.
La mayoría de nosotros tenemos que trabajar. Algunos cinco días a la semana, otros seis, otros siete. Tu trabajo, sea cual sea, tomará normalmente la mayor parte de tu vida. En tu trabajo generalmente pasas más tiempo que en tu casa, con la gente que trabajas pasas más tiempo que con tu familia. Por eso es tan importante, vital, estructural que te guste tu trabajo. Creeme, si no te gusta tu trabajo, lo que haces día a día, tienes un problema serio por resolver. Y resolverlo es bastante sencillo, aunque puede ser duro. Y las opciones que tienes son: o haces que te guste tu trabajo, o cambias y te mueves al trabajo que te guste. Nuestro trabajo es donde pasamos la mayor cantidad de tiempo durante nuestra vida. Si lo disfrutamos, estaremos disfrutando de una gran parte de nuestra vida; si nos frustra, pasaremos frustrados gran parte de nuestra vida.
La trampa de el *mientras* es muy seductora, e incluso durante muchos años te han enseñado que es la manera correcta de vivir. Yo los invito hoy a que reten la creencia de que el trabajo tiene que ser algo aburrido, no deseable, tedioso, que el trabajo es una obligación. Cambien el programa, y dense cuenta que el trabajo puede ser divertido, retador y puede convertirse en algo que realmente nos apasiona. Las personas que logran enamorarse de su trabajo (también hay que tener cuidado de salirse por la tangente!) generalmente son personas felices, o son felices en una gran parte de su vida. Como decía Facundo Cabral, “el que hacen lo que ama está benditamente condenados al exito”.
Si haces lo que te gusta, haz que te guste más, conviértete en todo un maestro de tu profesión. Si estás haciendo algo que no te gusta, piensa seriamente en moverte. Pero no te digas que ya lo has pensado pero que no es posible. Considéralo seriamente. No puedes vivir tu vida en pausa, no puedes! La vida es muy corta para eso, además de que hay tantas maneras para hacer lo que quieres, sólo se trata de que la encuentres. Y esto no es New Age, ni filosofía barata, busca y pronto encontrarás los estudios que comparan de niveles de endorfina y cortisol en las personas que hacen algo que les gusta y las que no. ¿Es una broma, o una psicología de bolsillo? No lo creo! La mayor causa de muertes hoy es por problemas cardiovasculares, la mayor cause de estos problemas es el estrés, el mayor causante del estrés es el trabajo. Las personas con menos estrés no distinguen entre el trabajo y la recreación: para ellos es lo mismo. ¿Imaginas que agradable te sería vivir permanentemente en tu tiempo libre, haciendo lo que te gusta? Hazlo, haz que suceda!
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