Ver al flaco de Úbeda siempre es un privilegio. Verlo bien acompañado, más aun. Casi tres años después de verlo en CDMX, verlo “en mi casa”, en mi Guatemala le dio un sabor especial. ¡Salud!
Ver al flaco de Úbeda siempre es un privilegio. Verlo bien acompañado, más aun. Casi tres años después de verlo en CDMX, verlo “en mi casa”, en mi Guatemala le dio un sabor especial. ¡Salud!
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