Asombrarse por estos llamados que están ahí, detenidos, soberanos y tranquilos. Ver a los Andes calmados calma. Aquí se detiene el tiempo, se me olvida que voy en a 800km/h, que hay pendientes por hacer, que hay urgencias. Aquí está la calma y la vida.
Los Andes
No me aburren. Puedo verlos mil veces y cada vez me sorprenden.