El gobierno NO existe para dar salud, para dar vivienda, para dar educación, para fomentar el arte, para manejar precios, para apoyar investigaciones, para repartir fertilizantes, para fomentar valores, para .
No existe gobierno en el mundo que haya nacido con la finalidad de dar salud. En la Historia eso no existe, ni tampoco educación, y el gran etcétera. El gobierno nace para proteger los derechos básicos de los ciudadanos: su vida, su integridad física y su propiedad. La evolución de las civilizaciones ha visto como los gobiernos han evolucionado de tal manera que la clase gobernante tiene cada vez menos poder. Antes los faraones, reyes, caciques, señores feudales, jefes de tribu, emperadores tenían un poder prácticamente ilimitado. Gracias a ideologías liberales poco a poco la clase gobernante tiene menos poder, y lo tiene más distribuído. Pero más importante: el valor de la persona individual es cada vez mayor. La minoría del uno tiene cada vez más sus derechos asegurados. No importa quien yo sea, en una sociedad libre, nadie puede agredirme, robarme, estafarme o faltar a los contratos que hagamos. Bueno, sí puede, pero si lo hace será castigado. Para eso le pago a alguien. Yo no sé de seguridad, y no me interesa, así que le pago a alguien que lo haga: al Estado.
Las vueltas de la Historia han cambiado poco a poco el poder del Estado, y de pasito en pasito los gobiernos comienzan a tener más y más poder, bajo excusas (algunas probablemente bien intensionadas) de la más amplia índole, los gobiernos cada vez tienen más poder.
En una democracia, los habitantes de un territorio decidimos las autoridades que creemos harán prevalecer nuestros derechos. Hay que anotar que un complemento indispensable de la democracia, es un sistema fuerte de leyes, de manera que no se llegue a lo que se llama “tiranía de las masas”. La democracia NO puede ser “lo que la mayoría decida”. Esa idea hay que sacarla de la cabeza de mucha gente. Si eso fuera así, en una comunidad donde el 70% son habitantes de la raza X y el 30% de la Y, si los de la raza X votaran para esclavizar a la raza Y, esa desición sería totalmente democrática. Lo mismo si lo que diverge es la religión, o lo mismo la ideología política. La democracia debe tener límites, porque con todas sus cosas raras, es el mejor sistema político que conocemos.
Una democracia de personas con educación y otra de personas sin educación tienen resultados tremendamente diferentes. Decía alguien por ahí que está en contra de la democracia, y que se convenció de ello hablando cinco minutos con el votante promedio. No se diga en nuestro país en donde lamentablemente mucha gente no sabe leer, la educación secundaria tiene niveles bajísimos, y la universitaria niveles que da pena apreciar. Y a eso hay que agregarle que la educación en todos los niveles tampoco es muy buena que digamos.
Ya me fui por las ramas. El punto al que quiero llegar es este: tenemos que saber qué pedirle a nuestros gobiernos, y qué no. Si le pedimos a nuestros gobiernos cosas que no le competen (como lo hemos hecho hasta ahora) nuestros gobiernos se van a meter en proyectos que no le competen y en el cual no pueden ser bueno. Peor aun, impide que las entidades que pueden hacer esas cosas funcionen bien. Por otro lado, el Gobierno de los “contribuyentes” a la fuerza, y como a todos, a mí no me gusta que hagan burradas con el fruto de mi esfuerzo. Así que si el gobierno hace mal uso del dinero que le damos (que es esfuerzo de cada uno) no sólo es errado sino que hasta cierto punto inmoral.
Por otro lado si le pedimos lo que le debemos exigir (no hay que pedirlo, le estamos pagando, y mucho, a nuestros gobiernos), los resultados van a mejorar. Lo primero que le debemos pedir a cualquier gobierno es seguridad y justicia. Entiéndase por justicia el castigar a lo que agredan la persona o propiedad de otros y a los que incumplen contratos. A los chapines se nos ha olvidado exigir esto. Y me sorprende de sobremanera el que los debates y las propuestas políticas hablen tan poco de ello. Los candidatos ofrecen cosas tan creativas como repartir vasos de leche, fertilizantes, apoyar al arte, apoyar a la vivienda, capacitar al productor nacional, invertir en deporte, etc. y hablan tan superficialmente del tema más grave de nuestro país: la seguridad. El resto depende de los demás. Si nos dejan todos buscamos la manera de salir adelante. Hay que recordar siempre: el que mucho abarca, poco aprieta. ¿Qué queremos, un país seguro y con reglas prácticas, que fomente la inversión y la creación de nuevos empleos elevando el nivel de vida de todos, haciendo posible que cada quien se capacite, compre su leche, su casa, salud, educación y arte; o queremos un gobierno que no nos de seguridad y todo lo anterior no suceda (nadie invierta) pero que nos de educación paupérrima, salud casi nula, y un vasito de leche? No podemos tener las dos: no alcanza. La seguridad es cara…¿la queremos pagar?
luishernan@gmail.com