“El trabajo duro es la clave del éxito”, “todo se puede lograr con trabajo duro”, “para conseguir lo que quieres hay que trabajar duro” son sólo algunas de las frases que siempre nos han dicho sobre el “trabajo duro”. Pero siempre he creído que estas frases, aunque muchas veces acertadas, son incompletas porque dejan en el aire una pregunta importante: ¿qué es el trabajo duro?
En alguna entrada futura hablaremos de lo importante de alimentarnos con mensajes claros, pero en el caso específico del “trabajo duro” es uno de los que más me ha interesado por mucho tiempo. Supongámos que un día nos levantamos con las ganas de mejorar muchas cosas, de tomar el camino de la superación personal. Uno de esos días en los que queremos cambiar el mundo y nos queremos cambiar a nosotros, donde las ganas no nos faltan y estamos listos para lo que se venga enfrente. Luego de levantarnos, bañarnos, desayunar y tomar el primer café nos decidimos a “trabajar duro”. Y entonces ¿ahora qué hacemos? ¿Cómo comenzamos con el trabajo duro?
Buscando en diferentes rincones he tratado de armar, no una definición de “trabajo duro”, pero sí un conjunto de características sobre este término, que según nos han enseñado -y en efecto!- es tan importante.
El “trabajo duro” no es “trabajo largo”. Trabajar mucho tiempo no es trabajar duro. Muchas veces se dice que la gente que sale tarde de su oficina todos los días, que trabaja siete días a la semana, está trabajando duro. Por experiencia personal puedo decir que esto no es necesariamente cierto. Muchas veces he salido tarde de mi oficina y aun así no trabajé duro. Puedo procrastinar durante muchas horas y parecerá que estoy ocupado y haciendo muchas cosas, cuando realmente puedo no estar siendo efectivo en mi trabajo.
El “trabajo duro” requiere de altas dosis de disciplina.
Más específicamente de auto-disciplina. Pienso que al antónimo del trabajo duro no es la haraganería o holgazanería, sino que son las distracciones. El trabajo duro requirere tener la fuerza de voluntad de no caer en las distracciones, de tener el caracter de hacer algo con un objetivo en mente durante períodos de tiempo considerables. Y eso sólo se logra con disciplina.
El “trabajo duro” debe tener un objetivo claro.
Todos pueden de vez en cuando “trabajar duro” pero las personas que logran grandes cosas tienen la habilidad de ponerse una meta, estipular un plan para lograrla, y lo que está entre la situación inicial y la meta final es lo que llamamos “trabajo duro”. Alguien puede tener como meta sacar una carrera. Para lograr esa meta crea un plan. Pero para lograr la meta tendrá que seguir su plan, y para ello tendrá que sacrificar muchos pequeños placeres. Pero al final logrará una satisfacción muy alta. Del mismo modo alguien puede ponerse una meta más pequeña, leer un libro, y para lograrla también tendrá que esforzarse durante un tiempo. La diferencia es el calibre de la meta. Cualquiera puede ponerse una meta grande, pero la habilidad de cumplir metas es una habilidad que se aprende, que se cultiva, que se madura.
El “trabajo duro” involucra mucho enfoque.
El “trabajo duro” y las distracciones.
Quiero hacer énfasis en el papel de las distracciones en el trabajo duro. Las distracciones, no importa la tarea que hagamos, siempre son una tentación. Mantenerse enfocado trabajando por un objetivo claro es una tarea psicológicamente fuerte (por eso cansa tanto!) y nuestra mente intentará descansar de tiempo en tiempo, especialmente si no estamos acostumbrados. Por eso es muy bueno establecer descansos planeados, porque no es lo mismo saber que se puede descansar después de una hora de estar estudiando, que descansar cuando “me den ganas”. En muchos aspectos trabajar duro quiere decir trabajar en algo sin distraerse.
El “trabajo duro” es dificil.
La mejor analogía es el ejercicio. Si ustedes no han ido al gimnasio por mucho tiempo y de pronto quieren correr dos horas seguidas en una banda, se cansarán muy rápido, y con fuerza cada vez mayor querrán detenerse. Lo mismo con el “trabajo duro”. De hecho correr dos horas es “trabajo duro”. Por eso los grandes atletas son pocos. Tener el caracter y la disciplina de trabajar ininterrumpidamente en una tarea, especialmente si la tarea no es sencilla, es algo difícil, muy difícil. Eso no quiere decir que no sea agradable. Las personas que comenzaron corriendo 20 minutos al día, luego 30, luego 40 y así hasta llegar a dos horas, encuentran agradable correr. Alguien que nunca lo ha hecho pensará “ellos tienen algo especial”. Claro que lo tienen! Pero cualquiera puede obtener ese “algo especial” si se lo propone, y si empieza a correr.
El “trabajo duro” es mejora contínua, es persistencia.
Trabajar duro es una tarea de todos los días. Para trabajar duro tienes que proponerte avanzar y mejorar día tras día. Como el ejemplo anterior, no puedes un día levantarte y proponerte “voy a correr desde hoy dos horas al día”. Eso simplemente te va a desanimar. Pero si armas un plan y comienzas corriendo cinco minutos hoy, estarás comenzando a avanzar. El “trabajo duro” es más un maratón que una carrera corta, aunque irónicamente para hacer bien una carrera corta necesitas de mucha persistencia.
El “trabajo duro” siempre consiste en un reto.
Muchas personas pasan horas, y horas, días y días, semanas y semanas, años y años, haciendo lo mismo. Por eso muchas veces tamibén se aburren. Hacer lo que se nos hace fácil no es “trabajo duro”. “Trabajo duro” es hacer los que nos cuesta, porque sólo haciendo lo que nos cuesta hará que nos cueste menos. Eventualmente nos será sencillo y tendremos más energía para comenzar con algo nuevo que nos cuesta. Pasado el tiempo tendrás una lista de cosas que antes te costaban y que ahora se te hacen más sencillas, y en el camino habrás obtenido nuevas habilidades y habrás aprendido nuevas cosas.
El “trabajo duro” es una habilidad que se aprende y cultiva.
Trabajar duro no es algo con lo que se nace, es una habilidad, es un arte que se mejora poco a poco. Hay personas que pueden ser muy efectivas en su trabajo durante muchas horas, pero para llegar ahí tuvieron que pasar un largo camino. Para “trabajar duro” hay que “trabajar duro”. Parece una paradoja, pero es muy cierto. Mientras más te acostumbres a trabajar duro, más subirán tus estándares, y podrás más disfrutar de tus horas de trabajo. Como siempre será un reto, te será difícil pero entretenido. Pero, al igual que aprender a montar bicilceta, es algo que aprendes poco a poco.
El “trabajo duro” es satisfactorio, y paga.
Los que trabajan duro, bajo estas definiciones, generalmente son personas felices y exitosas. Más que eso son personas satisfechas, son las personas que sienten que se han ganado lo que tienen. Si trabajas duro en cualquier cosa te volverás confiable, para contigo mismo y para con los demás, y al tenerte confianza -tu y los demás- estarás cada vez listo para tareas más grandes. Y eso en el mercado -tanto del dinero como de la satisfacción personal- se paga muy bien.
El “trabajo duro” es universal.
No importa cuál sea tu trabajo, si “trabajas duro” te irá bien. A veces las circunstancias pueden ayudarte o ponerte obstáculos: personas que no trabajan bien a veces les va bien, y a veces personas que trabajan bien las cosas no le salen como quieren, pero eventualmente todo se balancea, como en un vaso de agua, y si haces bien tu trabajo y “trabajas duro” te irá bien mas temprano que tarde.
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