Vagabundo First Class – Facundo Cabral

 

Como no tengo una mujer, vivo con todas,

Como no tengo una casa, vivo en el mundo.
No necesito automóvil ni yate, porque los tienen mis amigos, es decir, soy una vagabundo first class. No tengo que ocuparme de los pobres porque para eso está la iglesia, ni preocuparme por los ricos porque para eso está el gobierno.

Nadie me obliga ir de compras o de vacaciones, no tengo ni que estar atento a la bolsa de Hong Kong, ni a la moda de Paris, es decir, que encontré el secreto, tener menos para tenerme  más. Si Señor.

Que lindo, que lindo es verlos desde aquí juntos, y cuando se junte con el resto del mundo niños, no harán falta llaves en las puertas, ni fronteras, es decir que todos compartiremos todo, lo que quiere decir que reinará el buen humor, Clinton y Castro jugaran tenis en Cancún; Hussein llevará sus niños al cine y lo van a ver, lo van a ver porque ahora ya no se puede elegir, cambiamos o desaparecernos. El amor que nos trajo es el único que puede lograr que permanezcamos en este planeta maravilloso de delfines y ballenas; un planeta que inspiró, hasta hizo que hombres como Cesar Vallejo hicieran maravillas a partir de la tristeza; o Wuhitman a través de la voluntad, o Borges a través de la cabeza. Por ellos soy el Sancho de Jesús que es mi Quijote, por eso traigo canciones con estrellas y poemas con pájaros que son profetas atonizados; un poco de Borges, pero un poco de San Agustín, mares y ríos, cuevas y nidos, panes de la mesa grande donde come el padre. Traigo al gato de Juan el Bautista y a la cabeza de Salomé. Al sol del espejo y a la luna de la laguna; traigo mucho espacio y traigo mucho tiempo para llenar de infinito y de eternidad tu corazón porque eso es la canción. Rabrindranat Tagore, el poeta indio que bautizara Mahatma, es decir, alma grande a Gandhi decía; cuando el hombre trabaja Dios lo respeta, cuando el hombre canta Dios lo ama. Manuel Machado, el hermano de Antonio decía, hasta que el pueblo las canta las coplas, coplas no son. Y cuando las canta el pueblo ya nadie sabe el autor; procura tú que tus coplas vayan al pueblo a parar que al volcar el corazón en el alma popular lo que se pierde de nombre se gana de eternidad. Bello.

Siglos vamos a escuchar las maravillas que alguna vez escribió Chabuca, las maravillas que nos recitaban y Nicomedes Santa Cruz, las milongas de Yupanqui, de Alfredo Zitarrosa, los cuentos de esa pasión que es Juan José Arreola, los ensayos de esa luz que es Octavio Paz, la magia extraordinaria de Gabriel García Márquez que me plagió sin años de soledad aprovechando que a mi aún no se me había ocurrido. Dice nuestro Martín Fierro, cantando me he de morir, cantando me han de enterrar y cantando he de llegar al pie del eterno padre. Desde el vientre de mi madre vine a este mundo a cantar. Decía Atahualpa Yupanqui nuestra voz mayor; cantor que canta a los pobres ni muerto se ha de callar, pues donde vaya a parar el canto de ese cristiano, siempre ha de haber un paisano que lo haga resucitar. Cantaba mi madre, el pobre que anda sin copla por esta vida prestada, más que pobre es un fantasma y más que fantasma es nada; y cuando tenia dos o tres copas de mas que eso era como las diez de la noche cantaba, a la flechas del amor la dispara un inconsciente de lo contrario no habría tanta desgraciada gente; y cuando tenia siete u ocho copas de más que eso era hacia las once y diez u once y cuarto de la noche, porque era puntual hasta para emborracharse, cantaba; que bonito estar juntitos como los pies del Señor, uno encimita del otro y un clavito entre los dos.

Mi madre creía, que el día del Juicio Final el Señor no nos va a juzgar uno por uno, ardua tarea; sino el promedio. Y si juzga el promedio estamos salvados porque la mayoría es buena gente, un poco boluda, pero buena gente, y lo de boludo se puede atenuar, pero no curar. Se puede ser cada año un poco menos boludo. El bien es mayoría decía pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace mas ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que construyen una nueva vida. El bien se alimenta de si mismo, el mal se destruye asimismo; el tumor te mata, pero muere contigo y no siempre te mata. A veces te despierta, te hace más agradecido.

Mi madre decía, si los malos supieran que un buen negocio es ser bueno, serian buenos aunque fuera por negocio. Quien le cerraría la puerta Jesús, quien le pediría una tarjeta de crédito a San Francisco de Asís, quien le hubiese pedido documentos a la madre Teresa; yo he tenido la suerte de entrar a muchos países a su lado, jamás a nadie se le ocurrió a nadie pedirle un pasaporte a la Madre Teresa, así podemos llegar a vivir todos. Cada vez que yo llegaba a la casa de la madre Teresa, sentía que Dios recién había salido, el Dios que es justo porque Teresa murió de lo mejor que tenia, el corazón. Alguna vez, una señora inglesa que andaba por Calcuta tramitando un visita, un encuentro con Lady Di, vio a Teresa bañando un leproso y quedó aterrada y le dijo, madre yo no bañaría a un leproso ni por un millón de dólares y la madre le dijo yo tampoco porque un leproso solamente se le puede bañar por amor.

Mi madre creía que en la pobreza esta mas cerca el amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas, nos aleja porque nos hace desconfiados, por eso era tan fácil enamorarse en mi pueblo, que el arco iris salía en blanco y negro, eso decía Matilde que prefería la depresión a la felicidad porque le duraba mas.

Todo lo que te sucede pasa por mi corazón, pasa por mi corazón, pues vos y yo somos lo mismo todas las cosas son Dios. Una vez estuve cerca y otras veces me perdí no es casual que me suceda lo que te sucedió a ti. Yo le dije al líder, Dios es mi único jefe; yo le dije al pobre lo mismo que le digo al rico, cuenta conmigo; o como mejor lo decía el viejo Whitman, me canto y me celebro, me celebro y me canto, y si me canto y me celebro, te celebro y te canto porque cada átomo que me pertenece te pertenece, porque cada átomo que te pertenece me pertenece, porque vos y yo somos la misma cosa.

Nacemos para encontrarnos, porque vuestros padres se encontraron ustedes están aquí. Por eso mi abuela decía, no entiendo hay mujeres que cuidan la virginidad como si fuesen las únicas que la tienen; creen que cuanto más tiempo la guardan más se cotiza; si te la dieron para compartir. La mujer es una gentileza que Dios tuvo con los hombres y los hombres son una gentileza que Dios tuvo con las mujeres; decir que no -decía la vieja- a una propuesta de amor, es decirle que no a Dios que es el mismísimo amor, y yo soy una mujer creyente y respetuosa del señor. Por eso la quería todo el pueblo.

La vida es el arte del encuentro; encontrarnos para confirma la gran noticia que trajo Jesús; uno solo es el padre por lo tanto todos somos hermanos, yo se que hay hermanos jodidos, pero son hermanos. Es jodido ser hermano de Pinochet pero es un hermano jodido; pero es un hermano. Somos hijos del amor por eso nos equivocamos cuando decimos que hacemos el amor, no hacemos el amor, el amor nos hizo y nos va remodelando día por día; el amor nos trajo, por eso fuera de la felicidad son todos pretextos y la felicidad no es un derecho es un deber porque si no eres feliz estas jodiendo a todo el barrio. Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto que sufrir, es una perdida de tiempo; y hay para gozar la maravillosa tierra del fuego en Argentina, el cóndor que sobrevuela la cordillera, los conejos negros en la nieve, el chocolate de la Peruggia, todo Brahms, todo Mozard, todo Maler, De Buzi, Pou, Hugó, Maria Félix hace 50 años, Jane Fonda hace 25 años o Talía ahora mismo. Ya! Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto que sufrir es una perdida de tiempo.

Esta es la otra Teresa, no la de Calcuta, la de mi pueblo, es todo lo contrario; no sé si me explico; bueno, no tan lo contrario porque el tema es el amor también, de otra manera. Teresa, era la hembra más importante de mi pueblo por eso todos corríamos para verla cruzar la plaza, porque nadie cruzó la plaza como Teresa. Nos pasábamos la mañana tendidos en la hierba esperando que saliera del fondo de su casa a tender la ropa, porque nadie colgó la ropa como Teresa, nadie; y miren que yo he visto colgar en el mundo, pero como Teresa, ¡oh! Era tan importante como hembra que el cura le pedía que no pasara por delante del templo a la hora de la misa porque lo dejaba sin gente. Cuando el cura se distraía mi abuela se metía en el confesionario y absolvía a todos; es demasiada corta la vida –decía- para vivir con culpas. Un día el cura cerró el templo y dejó un cartel en la puerta que decía que Dios está fuera voy a buscarlo; y nunca regresó, lo que nos hizo sospechar que se había encontrado con el Señor. El monaguillo andaba siempre borracho, por eso la campana del templo sonaba todo el día; por eso los ateos decían que en el pueblo no había tranquilidad por culpa de los cristianos; al final se tranquilizo cuando se casó con una actriz uruguaya que pasó de gira por el pueblo y fueron muy felices hasta que se conocieron. Alguna vez le pregunte a mi abuela ¿cuantos hijos tuvo el monaguillo? Cinco, me dijo. ¿Con la misma? Si, con la misma, pero con distintas mujeres, no sé si me explico.

Mi querido pueblo donde los hijos de los pobres se hicieron ricos por rencor, y los hijos de los ricos se hicieron políticos por aburrimiento. Donde Teresa, noche a noche se llevaba lo que podía a la cama, si era hombre mejor. Donde me enseñaron lógica; lógica elemental, pero lógica al fin y al cabo; por ejemplo, las gallinas no tienen tetas porque los gallos no tienen manos. Dios sabe lo que hace, Dios hace una teta, hace una mano; hace otra teta hace otra mano.

Mi querido pueblo donde Manolo el que vino de Galicia de puro tacaño por no encender la luz tuvo un hijo con su hermana. Sus amigos de la mafia lo mandaron a Bolivia a buscar coca y trajo pepsi. Vendió el televisor para compra la video-ca-se-te-ra. Una tarde cuando un forastero le estaba robando a Manolo el poco dinero que llevaba encima, apareció del desierto un jinete con sombrero, antifaz y capa negra, se tiro de su hermoso caballo negro y le dio dos golpes al ladrón, le saco el dinero, se lo devolvió a Manolo después sacó la espada y le hizo al ladrón en el pecho zip, zip, zip; envainó su espada, saltó a su hermoso caballo negro y se perdió por el desierto, Manolo asombrado, conmovido y agradecido le gritó gracias Zuperman. Además de boludo con faltas de ortografía, Zuperman, y el hijo era igual, igual de boludo. Un DIA le pregunté al niño como te llamas, y me dijo un momentito, que los cumpla feliz, que los cumpla feliz,… Alberto me llamo. Un día el niño le dijo a la madre; mamá que buena idea tuviste de ponerme Alberto, ¿por qué mi amor?; porque en la escuela todos me dicen Alberto. Una tarde el niño le dijo a la madre; mamá no me esperes a cenar, ¿por qué mi amor?; porque ya estoy aquí. Al final Manolo se tomó un litro de insecticida para matar la mosca que se había tragado y murió envenenado.

Cuando Dios bajaba a mi pueblo, se arreglaban las planchas que no funcionaban, las cosas perdidas volvían a su lugar, los noticieros solo daban buenas noticias, los impotentes y las frígidas hacían el amor frenéticamente toda la noche, y a la mañana todos se veían hermosos en el espejo lo que confirmaba que Dios había pasado la noche en el pueblo, aunque nadie se diera cuenta. En una de sus visitas el Señor le preguntó al cura que quería y este le dijo; que acabes con el maldito pastor protestante. Cuando el Señor le preguntó al pastor protestante que quería este le dijo; que acabes con el maldito cura. Cuando el Señor le preguntó al rabino del pueblo que quería este le dijo “Señor para mí sería suficiente con que cumplieras el deseo de estos dos caballeros.

Por el rabino de mi pueblo supimos que la mujer en el paraíso mordió la manzana cinco minutos antes que el hombre y sigue manteniendo esos cinco minutos de ventaja hasta ahora. Y lo mismo nos pasa con los hermanos de la Comunidad Judía que siempre estuvieron cinco minutos delante nuestro; por ejemplo, Moisés honorable judío se ocupó de nuestra cabeza, Jesús honorable judío se ocupó de nuestro corazón, Marx honorable judío se ocupó de nuestro estomago y Froid honorable judío se ocupó de nuestro sexo. Después llegó otro honorable judío Einstein y nos demostró que todo eso era relativo.

Por el rabino de mi pueblo supimos que en Israel, la policía para acabar con una manifestación saca una alcancía.
Por el rabino de mi pueblo supimos que Moisés llevó al pueblo hebreo por el desierto porque le dio vergüenza llevarlo por la ciudad.
Por el rabino de mi pueblo supimos que los judíos lloran en el muro de los lamentos porque los árabes no le quieren pagar la mitad de la pared.

Mi pueblo tenia una sola calle, a la que una alcalde moderno la hizo de un solo sentido y en lo que mi pueblo está al final del mundo, todos los que nos fuimos nunca pudimos volver si cometer una infracción; es decir, entrar pagando una multa.
En el pueblo había un solo ladrón y un solo policía, lo que quiere decir que cada vez que nos faltaba algo ya sabíamos quienes podían ser.
La maestra del pueblo era Dorotea, era muy respetada por eso cambió de pueblo a ver si tenia más suerte. Mi abuela decía “Dorotea no es virgen por buena sino por fea con esa cara no es ninguna virtud, mas bien es un acto de injusticia”.

Sebastián era el pícaro del pueblo, se la pasaba engañando a la gente, por eso cuando los peronistas ganaron las selecciones lo pusieron de jefe de prensa y difusión. Era el hombre justo, hubiera hecho una gran carrera política pero una mujer lo agotó, lo agotó porque quería que saliera a la mañana como si fuera Kisinguer  y volviera a la noche como si fuera Tarzán. Al final lo tuvimos que internar. Una mañana, la enfermera que le estaba tomando la presión con esa goma que se infla, se distrajo hablando por teléfono y siguió inflando, inflando, inflando, inflando, inflando, inflando hasta que Sebastián se convirtió en una pelota de goma grande y así, salió por la ventana del hospital y anduvo volando sobre el pueblo como dos horas, la gente del pueblo asombrada lo miraba y decía “Esto es una injusticia del Señor porque a éste que fue un hijo de puta  Dios lo convirtió en un ángel”. Después cayó, cayó en el fondo de la casa del comisario y su foso es tan grande que aparecieron tres empresarios, dos jueces y un abogado que habían desaparecido tiempo atrás.

Dios tomó forma de mendigo y bajó al pueblo, buscó la casa del zapatero y le dijo “hermano soy muy pobre no tengo una sola moneda encima, estas son mis únicas sandalias y están rotas, si tu me hicieras el favor”. Estoy cansado de que todos vengan a pedir y nadie a dar. El Señor le dijo yo podría darte lo que tú necesitas. El zapatero desconfiado viendo un mendigo le preguntó “¿tú podrías darme el millón de dólares que yo necesito para ser feliz? El Señor le dijo, yo puedo darte diez veces más que eso, pero a cambio de algo. A cambio de que, preguntó el zapatero. A cambio de tus piernas, el zapatero preguntó para que quiero yo 10 millones de dólares sino voy a poder caminar, y entonces el Señor le dijo, puedo darte 100 millones de dólares a cambio de tus brazos, el zapatero preguntó para que voy a querer yo 100 millones de dólares si ni siquiera voy a poder comer solo, entonces el Señor dijo, puedo darte 1.000 millones de dólares a cambio de tus ojos, el zapatero pensó poco y preguntó para que quiero yo 1.000 millones de dólares si no voy a poder ver a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos entonces el Señor le dijo, ah! Hermano, hermano que fortuna tienes y no te das cuenta.

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