La vida es…
La Vida es…
Madre Teresa de Calcuta
La vida es una oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es bienaventuranza, saboréala.
La vida es un sueño, hazlo realidad.
La vida es un desafío, enfréntalo.
La vida es un deber, cúmplelo.
La vida es un juego, juégalo.
La vida es un tesoro, cuídalo.
La vida es una riqueza, consérvala.
La vida es amor, gózalo.
La vida es un misterio, descúbrelo.
La vida es una promesa, realízala.
La vida es tristeza, supérala.
La vida es un himno, cántalo.
La vida es una lucha, acéptala.
La vida es una aventura, arriésgate.
La vida es felicidad, merécela.
La vida es vida, defiéndela.
Qwest Field, Sounders
Quién dice que no les gustá el “soccer” a los gringos? 🙂
Cantidad y calidad…perfeccionismo, miedo
En muchos ámbitos nos han enseñado que calidad y cantidad no van de la mano, que incluso son contradictorios. Como corolario a esto, se piensa que lo que es vasto no es bueno -y por alguna razón, no se piensa que lo que es poco sí es bueno-. Con el pasar de los tiempos nuestro cerebro reconoce esta mal formada ecuación. Y este razonamiento nos lleva a NO realizar cosas que queremos hacer porque no las haremos suficientemente bien.
Leí por ahí que uno de los secretos de los grandes genios de la humanidad, es que producían mucho. Que se dedicaban a producir, a crear. Creaban cosas buenas y malas. Generalmente muchas malas antes de crear una nueva. Algunos se ponían cuotas de producción, porque si no se tienen las manos sucias con el trabajo, si no se pone a trabajar la mente todo el tiempo, se atrofia. Pero no. Nosotros queremos hacer las grandes cosas a la primera. Aprendamos!
Bach escribía una cantata a la semana. Edisson se propuso hacer un invento menor cada semana, y sacar al menos un gran invento cada seis meses. Einstein se hizo famoso por 5 papers que publicó, pero escribío alrededor de 250. Mozart produjo más de 600 obras musicales, de las cuales son geniales unas diez. Newton escribió más de religión que de ciencia.
En resumen: produzcan! No juzguen si el trabajo es bueno o malo. Es mejor un mal trabajo que un trabajo inexistente. Malos trabajos nos enseñan a hacer grandes trabajos. Incluso, mucho de nuestro mal trabajo, puede ser considerado como un muy buen trabajo para alguien más. Producir, producir, producir. El hombre existe para producir. Que no nos de miedo el juicio de otros sobre nuestra obra o trabajo. Es una estupidez dejar de hacerla por miedo a ese hipotético jucio, a esa casi probablemente inexistente crítica. Producir!
Y dale con las metas…
Las metas no cumplidas crean culpa. Ponerse metas que no son “cumplibles” o realistas, es una eficiente manera de llenar la vida de culpas. Uno de los ingredientes más comunes de una vida frustrada y triste, son las culpas. La gente vive llena de culpas y de deseos insatisfechos. Por ahí Buda nos decía que la mejor manera de quitarse las culpas es quitarse los deseos -y por tanto las metas- porque de esa manera viviríamos felices sin culpas. Es una opción, pero no la comparto en mi vida – seguramente funciona para otros- cuando escojas un paradigma ese va a reinar en tu vida. Quiero satisfacer mis deseos, así que necesito otro paradigma.
Entonces, si las metas que nos ponemos no se pueden realizar, ya sea porque son muchas, y simplemente no hay tiempo, o porque la meta es en sí irrealizable (por ejemplo, si me propongo conocer Alfa Centauro, estoy frito…por ahora). Aunque una vida plena puede vivirse intentando llegar a una meta, no necesariamente llegando. Hay personas que viven, y vivieron, por un ideal, y aunque nunca lo alcanzaron, llenaron su vida en la búsqueda de ese ideal o meta. Como resumen tres puntos: 1. hay que analizar si tenemos muchas metas, y si es el caso, hay que tomar fuerzas, ordenar por prioridades y sacar las que no podremos hacer. Estoy quiere valor. 2. Dilucidar si una de nuestras metas es irrealizable. 3. Si una de nuestras metas es irrealizable, pero vale la pena vivir por ella, darnos cuenta de ello.
Pero ya me fui por las ramas. Mi punto es que me propuse escribir al menos una entrada corta cada día del mes (de modo que al final de Agosto tenga al menos 31 entradas) y ya voy atrasado…y ya me siento “culpable” de no haberlo hecho! Joder!! Ahh, me puse esa meta porque leí que los grandes escritores, científicos, músicos, etc. siempre tienen una cuota. Producen mucho, mucho, y de eso que producen una pequeña parte es lo realmente genial. Y uno de los bloqueos mentales que suelen suceder, es que la gente no escribe, ni compone, ni investiga, porque quieren hacer su primera obra perfecta, su primera melodía exquisita, en su primer intento inventar una nueva teoría de la relatividad. De modo que mi cuota ahora es una entrada diaria. Ya hablaré de las cuotas.
Respetos humanos
Una frase que desde mi infancia se asomó: “respetos humanos”. Es una forma bonita de referirse a que las cosas las hacemos, o las dejamos de hacer, para no ser juzgados por los demás. En muchas personas, me animo a decir que en todas, el juicio de terceros es siempre un ingrediente para el propio actuar. No conozco a alguien que actúe igual estando consciente de que es visto, y por tanto juzgado. Muchos de las paredes que se crean en la mente, de los monstros que ahí nacen y que impiden muchas veces que hagamos las cosas como quisiéramos, nacen del potencial juicio de otras personas.
Es curioso, que ese juicio que esperamos que otras personas hagan bajo el cual se actúa para que “piensen que somos esto”, para “que no piensen que somos lo otro” es realmente un juicio propio. Porque no nos es posible saber cómo realmente piensa el otro. Lo que hacemos, con asombrosa habilidad, es seguir este pensamiento: “si hago esto, van a creer que soy tonto” ó “si hago lo otro van a creer que soy inteligente”. Lo gracioso es que seguramente el juicio del otro es distinto, de modo que actuamos, o dejamos de actuar, en base a nuestros juicios de los juicios de otras personas. Irónico.