Estrategia de Océano Azul

Hace ya algunos meses tengo en mi lista de pendiente de leer el libro “Blue Ocean Strategy” de Chan y Mauborgne. Sin embargo, me encontré este artículo de HBR (Hardvard Business Review) que me resumió el concepto y me dejó varias ideas en el tintero que comparto aquí.

Una estrategia de océano rojo es aquella que los directivos y las empresas suelen conocer y utilizan. La idea clave es derrotar a la competencia, ya sea optimizando costos costos, bajando márgenes o diferenciándose de alguna manera. Es la estrategia “tradicional”.

La estrategia de océano azul tiene un mindset diferente: busca crear un mercado en el que no hay competencia. El artículo (e imagino que el libro) ponen de ejemplo al Cirque du Soleil. El CdS entra en una industria que está en decadencia: el circo. Esto debido a que mantener un circo es costoso (especialmente mantener y cuidar a los animales), hay una resistencia creciente contra el uso de animales en el circo, los niños y adolescentes -principal nicho del circo- prefieren quedarse en su casa jugando Nintendo o Play Station, y los costos del circo son caros en comparación con otras opciones de entretenimiento (como el cine). Estas razones han llevado a un declive global de los circos. Un cirquero tiene la opción de volverse más barato (teniendo menos ganancia), reducir sus actos (haciéndolos menos atractivos), o bajar el mantenimiento de entrenadores y animales (aumentando las críticas). Nadie, hace unos años, hubiera pensado que entrar en el mercado de los circos era una buena idea. Pero CdS hizo algo diferente, como ellos mismos lo mencionan: reinventó el circo.

CdS redujo las características del circo a tres: los payasos, la carpa, y los actos de acrobacia. Todo lo demás lo dejó fuera en cuanto posible, y esos tres puntos les puso su propio condimento. Estilizó a los payasos, haciendo las bromas mucho más elegantes; hizo de la carpa algo cómodo, con butacas, accesos y servicios de primer nivel, contrastando con los asientos de metal del circo tradicional; y las acrobacias las volvió más atractivas para un público más amplio. El resto lo quitó. Los animales se fueron, ahorrándose críticas, ganando adeptos, y bajando costos. Los escenarios con varias arenas también se fueron. Y agregaron su propia idea: elementos de teatro y de Broadway. Funciones con tema, con historias y con música. Terminó siendo una mezcla de teatro y de circo.

Al hacer estos cambios, crearon un nuevo mercado en el que no tenían competencia, y han logrado que esto siga así en gran medida. No sólo bajaron los costos de mantener un circo, sino que lograron subir el valor de los boletos, ya que el nuevo mercado eran empresa y ejecutivos, que tradicionalmente gustaban de ópera y de teatro, quienes pagan más. Tampoco dejaron de fuera a los niños, si nicho inicial, ya que lograron hacer funciones atractivas para todas las edades.

Lo que CdS hizo fue implementar una estrategia de océano azul. En el libro, Chan y Mauborgne, hacen un análisis de varias empresas. Lo que me gusta es eso, que no hablan de opiniones de “cómo debieran funcionar las cosas” sino que se van a ver qué fue lo que sucedió y qué funcionó.

Aunque el concepto de estrategia de océano azul es nuevo, las estrategias de océano azul no la son: siempre han existido. Una forma fácil de verlo es pensar, hace 50 años, ¿qué industrias no existían que hoy existen? Cada una de ellas es una estrategia de océano azul de una empresa existente, o una empresa que salió con una nueva idea que hizo su propio océano.

Los océanos azules no tienen que ver (necesariamente) con inovación tecnológica, y un ejemplo claro es el mismo CdS. Ellos no trajeron una nueva tecnología sino que hicieron algo de manera diferente. La Minivan de Chrysler, es otro ejemplo que no involucra innovación tecnológica, pero que abrió un mercado que no existía. Otras, como el Apple Music usan tecnología pero no precisaron de innovaciones per se.

A diferencia de otras estrategias, muchas veces los océanos azules vienen de empresas ya establecidas, como el caso de Chrysler que se menciona arriba.

La siguiente tabla compara ambas estrategias:

 

Estrategia de océano rojo Estrategia de océano azul
Competir en el mercado actual Crear un mercado nuevo, sin competencia
Vencer a la competencia Hacer de la competencia algo irrelevante
Exprimir y atraer la demanda del mercado actual Crear y captar nueva demanda
Escoger entre la disyuntiva del valor o el costo Olvidarse de la disyuntiva del valor o el costo

La creación de un océano azul contradice la estrategia normal de un balance entre costos y valor. En todos estos casos, se redujo costo y se aumentó valor. Me parecerá interesante evaluar como se pueden crear al mismo tiempo plataformas con océanos azules.

 

Effectos de Red (Network Effects)

Sabiendo ya qué es una plataforma, y conociendo un poco de su historia, veremos hoy una de las razones clave que hacen de las plataformas un elemento transformador en las economías y sociedades actuales: los efectos de red.

Una de las personas que popularizó el concepto de efectos de red fue Robert Metcalfe, uno de los inventores de ethernet y fundador de 3Com, una de las empresas más importantes de redes computacionales, y de las primeras en aparecer. Metcalfe se encontró con un problema comercial en los inicios de 3Com. Pensemos el escenario hace 30 años. El intentaba vender tarjetas de red, que utilizaban un protocolo específico. La primera pregunta que un potencial comprador hacía es “¿con quién me podré conectar?” y una de las respuestas que vienen a la mente es “con otros que tengan esta tecnología”. Siguiente pregunta “¿cuántos la tienen?”. Es en este punto donde Metcalfe usó su ley  como una herramienta de ventas. La matemática la pueden ver en el link, pero el principio es simple: mientras más personas se adhieran a la red, más beneficios para todos.

Pensemos en el teléfono, en el fax, o en BlackBerry. Si una persona tiene alguna de estás tecnologías, el valor es prácticamente nulo: no puedo hacer nada con la plataforma. Si dos personas la tienen, ya puedo establecer una conexión, tres personas querría decir tres conexiones. Pero si agregamos una cuarta, ya tenemos 5 conexiones, y si a eso agregamos una quinta, tenemos de pronto nueve conexiones.  Al tener 100 personas conectadas, el número de conexiones aumenta a  números muy grande y con ello el valor que todos en la red tienen.

Los efectos de red hacen que el agregarse a la plataforma se cree valor para mí y para los demás. Si me inscribo en WhatsApp, las personas que están en la red y me conocen se benefician, y yo me beneficio de que ellas estén ya ahí. Lo mismo con cualquier mecanismo de comunicación, y con cualquier plataforma. Si alguien tiene PlayStation, el se verá beneficiado por cada persona nueva que entre en la plataforma, porque hay más potenciales compañeros para jugar.

No importa si la plataforma es de un simple lado (todos son usuarios y proveedores) como el teléfono, o Facebook; o si la plataforma es de múltiples lados como Uber o AirBnB, todos se benefician por tener más nodos en la plataforma. Por ejemplo, en una plataforma de múltiples lados, como el iPhone: si hay muchos usuarios con el teléfono, habrá muchos desarrolladores que quieran hacer apps en él. Esto hará que hayan más apps, y que la plataforma se vuelva atractiva para más usuarios. Al haber más usuarios, más desarrolladores se verán interesados en hacer nuevas apps. Y el ciclo sigue.

Claro, una de las cosas complicadas es que las personas, especialmente al inicio, se sientan atraídas y se unan a la plataforma. Esto se le conoce como el problema del huevo y la gallina, es posiblemente el más difícil de sobrepasar al crear una plataforma.

Entonces, los efectos de red son aquellos que se logran al simplemente crecer una plataforma. Nuevos usuarios en la plataforma significan (casi siempre) beneficios para todos.  Se crea un ciclo virtuoso muy rápido, en el que la plataforma se vuelve más atractiva al tener más personas, lo que hace que más personas se unan, lo que la vuelve aun más atractiva. Veremos que este ciclo tiene límites, pero al inicio es muy vertiginoso.