¿Que le pedimos a nuestro gobierno?

 El Gobierno es, por su origen y por definición, un mantenido. El Gobierno es un ente que no produce (y no debería producir!!) y que mantiene para sí el monopolio del uso de la fuerza, con la finalidad de garantizar la seguridad de los habitantes de una región.

El gobierno NO existe para dar salud, para dar vivienda, para dar educación, para fomentar el arte, para manejar precios, para apoyar investigaciones, para repartir fertilizantes, para fomentar valores, para .

No existe gobierno en el mundo que haya nacido con la finalidad de dar salud. En la Historia eso no existe, ni tampoco educación, y el gran etcétera. El gobierno nace para proteger los derechos básicos de los ciudadanos: su vida, su integridad física y su propiedad. La evolución de las civilizaciones ha visto como los gobiernos han evolucionado de tal manera que la clase gobernante tiene cada vez menos poder. Antes los faraones, reyes, caciques, señores feudales, jefes de tribu, emperadores tenían un poder prácticamente ilimitado. Gracias a ideologías liberales poco a poco la clase gobernante tiene menos poder, y lo tiene más distribuído. Pero más importante: el valor de la persona individual es cada vez mayor. La minoría del uno tiene cada vez más sus derechos asegurados. No importa quien yo sea, en una sociedad libre, nadie puede agredirme, robarme, estafarme o faltar a los contratos que hagamos. Bueno, sí puede, pero si lo hace será castigado. Para eso le pago a alguien. Yo no sé de seguridad, y no me interesa, así que le pago a alguien que lo haga: al Estado.

 Las vueltas de la Historia han cambiado poco a poco el poder del Estado, y de pasito en pasito los gobiernos comienzan a tener más y más poder, bajo excusas (algunas probablemente bien intensionadas) de la más amplia índole, los gobiernos cada vez tienen más poder.

En una democracia, los habitantes de un territorio decidimos las autoridades que creemos harán prevalecer nuestros derechos. Hay que anotar que un complemento indispensable de la democracia, es un sistema fuerte de leyes, de manera que no se llegue a lo que se llama “tiranía de las masas”. La democracia NO puede ser “lo que la mayoría decida”. Esa idea hay que sacarla de la cabeza de mucha gente. Si eso fuera así, en una comunidad donde el 70% son habitantes de la raza X y el 30% de la Y, si los de la raza X votaran para esclavizar a la raza Y, esa desición sería totalmente democrática. Lo mismo si lo que diverge es la religión, o lo mismo la ideología política. La democracia debe tener límites, porque con todas sus cosas raras, es el mejor sistema político que conocemos.

Una democracia de personas con educación y otra de personas sin educación tienen resultados tremendamente diferentes. Decía alguien por ahí que está en contra de la democracia, y que se convenció de ello hablando cinco minutos con el votante promedio. No se diga en nuestro país en donde lamentablemente mucha gente no sabe leer, la educación secundaria tiene niveles bajísimos, y la universitaria niveles que da pena apreciar. Y a eso hay que agregarle que la educación en todos los niveles tampoco es muy buena que digamos.

Ya me fui por las ramas. El punto al que quiero llegar es este: tenemos que saber qué pedirle a nuestros gobiernos, y qué no. Si le pedimos a nuestros gobiernos cosas que no le competen (como lo hemos hecho hasta ahora) nuestros gobiernos se van a meter en proyectos que no le competen y en el cual no pueden ser bueno. Peor aun, impide que las entidades que pueden hacer esas cosas funcionen bien. Por otro lado, el Gobierno de los “contribuyentes” a la fuerza, y como a todos, a mí no me gusta que hagan burradas con el fruto de mi esfuerzo. Así que si el gobierno hace mal uso del dinero que le damos (que es esfuerzo de cada uno) no sólo es errado sino que hasta cierto punto inmoral.

 Por otro lado si le pedimos lo que le debemos exigir (no hay que pedirlo, le estamos pagando, y mucho, a nuestros gobiernos), los resultados van a mejorar. Lo primero que le debemos pedir a cualquier gobierno es seguridad y justicia. Entiéndase por justicia el castigar a lo que agredan la persona o propiedad de otros y a los que incumplen contratos. A los chapines se nos ha olvidado exigir esto. Y me sorprende de sobremanera el que los debates y las propuestas políticas hablen tan poco de ello. Los candidatos ofrecen cosas tan creativas como repartir vasos de leche, fertilizantes, apoyar al arte, apoyar a la vivienda, capacitar al productor nacional, invertir en deporte, etc. y hablan tan superficialmente del tema más grave de nuestro país: la seguridad. El resto depende de los demás. Si nos dejan todos buscamos la manera de salir adelante. Hay que recordar siempre: el que mucho abarca, poco aprieta. ¿Qué queremos, un país seguro y con reglas prácticas, que fomente la inversión y la creación de nuevos empleos elevando el nivel de vida de todos, haciendo posible que cada quien se capacite, compre su leche, su casa, salud, educación y arte; o queremos un gobierno que no nos de seguridad y todo lo anterior no suceda (nadie invierta) pero que nos de educación paupérrima, salud casi nula, y un vasito de leche? No podemos tener las dos: no alcanza. La seguridad es cara…¿la queremos pagar?

luishernan@gmail.com

Y tu que no tienes fronteras decidiste mejor

Si algo me encanta de la ciudad de Guatemala, es despertar con el canto de los pajaritos, que no importa la época del año están ahí, indiferentes a los problemas que nosotros humanos nos inventamos. Esos pajaritos, que bien podrían vivir en la selva, en los bosques, en la montañas verdes que aun abundan en nuestro país. Sin embargo han prefieren estar aquí, en medio del ruido, el humo, la actividad, el movimiento de la ciudad, compartiendo con nosotros, dándonos una sonrisa cuando los miramos en los árboles, en los postes, en los extraños nidos que logran construir.
En el reciente concierto de Alux al que asistí tuve la suerte de poder escuchar esta canción en vivo, nunca lo había hecho, y la quiero compartir con ustedes, porque vale la pena.

Ave de Mi Ciudad, Alux Nahual

Alma verde, verde corazón
Recién abierto al mundo oliendo a creación
Alma verde, verde corazón
Que haces tu aquí en el bosque de hormigón
Deberias de est ar en tumundo verde
Lejos de esta ciudad
Alla donde salta el venado
Donde grita el jaguar
Deberias de es tar en tu mundo verde
Lejos de esta ciudad
Alla en la cresta del viento
Respirando tu paz

Ave de mi ciudad
Alma verde, verde corazon
Has visto desde el cielo nuestro mundo de dolor
Alma verde, verde corazon
Y tu que no tienes fronteras decidiste mejor
Quedarte aquí entre la gente viviendo en esta ciudad
Aquí para recordarle al hombre que se puede volar
Quedarte aquí entre la gente viviendo en esta ciudad
Aquí para recordarle al hombre la libertad
Ave de mi ciudad

 

Alma verde, verde corazon
Has hecho tu nido de acero y cartón
Alma verde, verde corazon
Vives sobre un cable de alta tensión
Pero cantas igual como canta el agua
De un nuevo manantial
Igual que la tierra mojada
Cuando llueve la paz
Cantas igual como canta el viento
Que juega entre el cafetal
Igual que la risa de un niño en navidad
Ave de mi ciudad

La ideologia es importante

En el mundo que nos toca vivir no podemos predecir las situaciones a las que estaremos expuestos. Esto es cierto no sólo en cuanto a personas, sino que también a sociedades grandes y pequeñas: países, empresas, continentes, etc. Esto es afortunado, porque si pudiésemos predecir los acontecimientos futuros, la vida carecería de encanto.

Como no sabemos a qué estaremos expuestos, no podemos crear un plan de acción ante todas las posibilidades. Pero sí necesitamos un plan de acción. Una persona sana debe poder deducir qué es lo mejor que debe hacer ante x ó y circunstancia. Claro, existe la posibilidad de no querer saber a qué estaremos expuestos, pero esto equivale a tener un barco sin rumbo que va en el mar a merced de los acontecimientos externos.

Es por eso que los seres humanos tenemos nuestros códigos de valores, nuestra moral. Cada persona tiene una escala de valores distinta, y actúa de acuerdo a ella. Cuando se presenta una eventualidad, la persona revisa su escala de valores, sus reglas de actuación, y responde de acuerdo a ella. Como seres humanos estamos todo el tiempo decidiendo cosas. Nuestras desiciones se basan en nuestro código de conducta. El código de conducta, las reglas morales no son relativas, porque de serlo no tendrían razón de ser. Si mi filosofía es “yo actúo de acuerdo a las circunstancias” y cuando me pasa algo hago algo, y eso me vuelve a suceder y hago algo diferente, simplemente no tengo filosofía. Recuerdo hace muchos años alguien que me dijo “el que no vive como piensa, para pensando como vive”.

Por ejemplo, una persona que tiene en su código de valores “no robar”, sabe que ante cualquier circunstancia que se le presente, el robo no es una opción. El ejemplo parece obvio, pero no siempre lo es. Supongamos un estudiante tiene muy en alto en su escala de valores el obtener buenas calificaciones. Ante cualquier circunstancia el actuará apegado a esta idea, si realmente quiere las notas altas. Cuando sus amigos le inviten a salir, el deberá calcular que tanto le conviene distraerse un rato o aprovechar el tiempo repasando. Y nuestro mecanismo de elección es tan innato, que se vuelve casi automático.

De igual manera sucede cuando se toman desiciones políticas. Especialmente en un sistema democrático muy partidista, como el nuestro. Las desiciones que un grupo político debe tomar son muy variadas: aumentar ciertos gastos públicos; aprobar tratados internacionales; aumentar, cambiar o eliminar impuestos; fiscalizar una vasta gama de gastos y de hechos, reaccionar ante desastres naturales, regular los negocios, etc, etc, etc.

Al momento de proponerse a un cargo público el partido hace ciertos ofrecimientos a los ciudadanos. El grupo político intenta predecir a su gusto los futuros acontecimientos del país y ofrece lo necesario para llegar al cargo al que optó. Pero si un grupo político tiene una ideología definida, esto ya no se hace necesario, porque el electorado sabe qué y qué no hará el partido elegido ante cierta circunstancia.

Un partido libertario tiene unas directrices de comportamiento que nos permiten preveer con certeza qué acciones tomará ante cada circunstancia imaginaria. Lo mismo un partido de izquierda. Los electores valoramos cada parte y elegimos. Es más, en una democracia viva, los electores tienen una preferencia, y generalmente optan por ella la mayoría de veces. En Estados Unidos o se es demócrata o republicano, en España PP ó PSOE, etc. Quien sea el nombre de la persona a ocupar el cargo importa, pero ya no tanto.

Dice el dicho que si Juan roba a Pedro para darle a Pablo, Pablo siempre votará por Juan. En un juego democrático se tiene la errónea idea de que se hace lo que “la mayoría quiera”. Incluso no es el caso nuestro, nuestro caso es “gana el que más ofrezca lo que la mayoría quiere” porque rara vez se cumplen las promesas. Generalmente pasa esto por ser totalmente infactibles.

Entonces si no hay partidos con ideología se vota por los ofrecimientos. Pongamos el ejemplo de los maestros. Si no estoy mal, son como 180,000. A veces los maestros piden cosas que a ojos de todos son abusivas. Aunque los que piden son generalmente los líderes, y sería injusto generalizar. Siempre quieren aumentos de sueldos, pero se les paran los pelos si se les exige que se capaciten. Por alguna extraña razón consideran injusto que se pague más al maestro mejor preparado, pero les parece totalmente justo que se le pague más al que más tiempo lleva laborando. En una democracia como la nuestra NUNCA un partido sin ideología va a poner este tipo de cosas en su lugar. Los partidos verán como ganarse el favor de los 180,000 maestros. Porque al parecer la ideología es “hacer lo necesario para llegar al puesto”.

En Guatemala cada cuatro años aparecen nuevas opciones. Los políticos hacen lo posible para hacer parecer ingenioso su plan de gobierno. Pero a la hora de preguntarles sobre su ideología, casi que responden: “no tenemos una”. Y esto es lamentable. Seguimos votando por nombres y apellidos y no por ideas. Ante cualquier circunstancia yo no tengo idea de como actuaría un diputado de la Gana, de la UNE, del PP, de EG, del FRG, etc. Pero sé la postura que tendría un candidato de URNG-MAIZ o de ANN.

Si queremos que la democracia funcione, de primero necesitamos que todos entendamos qué es la democracia. Luego que es lo que nos ofrecen los partidos. La factibilidad y las consecuencias de eso. Pero sobre todo que surjan partidos con una ideología marcada, y que los que pertenecen al partido se apeguen a esa ideología. Me parece de lo más bajo casos como los que se dieron que a menos de una semana de ser electos por un partido x, muchos alcaldes se hayan “cambiado de camiseta” por el partido y. En sí es una bajeza del alcalde. Pero sobre todo me soprendió ver a Colom y a Perez regocigarse en ello y recibir al alcalde con los brazos abiertos. ¿Qué clase de ética es esa? La Nula.

luishernan@gmail.com 

Leyes con Wikis

Dando vueltas por ahí, me encontré con una noticia que me dio mucho que pensar: Nueva Zelanda puso en marcha un proyecto mediante el cual los ciudadanos pueden aportar sus ideas y comentarios para un proyecto de ley. Nada nuevo ¿verdad? En una democracia todos aportan a las nuevas leyes y lo hacen por representación. Lo innovador es que las personas no colaboran a través de sus diputados, sino que a través de un wiki que el gobierno abrió para tal propósito.

Las leyes en cuestión es la Police Act de 1958 y las Police Regulations de 1992, que al parecer no son nada superficiales. Actualmente el proyecto sirve para darle forma a la ley, que de todos modos tiene que pasar por el congreso para ser aprovada. La página está en MediaWiki, que es el mismo motor de Wikipedia y que está a disposición de quien lo quiera bajar. El sitio estuvo caído algunas veces por el tráfico internacional, pero poco a poco el tráfico ajeno se reducirá para que la página sirva para la finalidad que tiene.

 

Poco a poco irán apareciendo nuevos conceptos como este, y aquello que hace diez años se leía en libros futuristas, poco a poco está tomando forma. Se acercan tiempos en los que tendremos que repensar conceptos que antes creíamos etéreos, como la representatividad.

 

¿Será una buena idea? ¿Estaremos en veinte años haciendo las leyes de esa manera? ¿Que pasaría con la figura del diputado? En vez de “designar” a algunas personas que decidan por nosotros, tendremos la oportunidad de realmente influenciar. El concepto de “pueblo” puede afianzarse o el concepto de individuos que eligen revalorizarse.

 

 

Si a veces le temo a la tiranía en que puede derivar la democracia, ¿que pasaría en un entorno así? ¿Estaríamos dispuestos a que las leyes que nos rijan las decidan personas con pensamientos tan diversos? Si en un país sajón alguien decidiera proponer una ley para esclavizar a los que no son canches, y una mayoría apoya la idea en un wiki ¿sería justo? Justo o no sería una desición totalmente “democrática”.

Las minorías podrían correr peligro, las ideas populistas podrían revolotearse como virus, y podrían haber problemas. ¿Y la minoría más común y más importante de todas, el individuo, estaría a salvo en un mundo así?

 

Estamos entrando en una época en que el conocimiento, la información, tiene especial valor. Las demás personas pueden beneficiarse cada vez más de lo que śe, y de lo que opino, así como yo puedo beneficiarme de ellos. Los lazos entre personas distante físicamente se afianzan para crear proyectos interesantes, y tenemos que comenzar a pensar que el mundo cambiará más rápido de lo que creemos, y eso puede ser algo muy malo, o puede ser algo fascinante que haga mejor a cada ser humano en el mundo. Comencemos a hacer las cosas para que suceda lo segundo.

Generación de código

Cuando se aprende a programar, se encuentra el arte que hay detrás de ello. Cada paradigma y cada estilo llevan su arte dentro. Cualquier persona que gusta de escribir programas, añora los retos que un proceso complicado conlleva. Ante un problema cuya solución es complicada, las horas pasan rápido y la cantidad de neuronas que se ponen a funcionar dan una sensación equivalente a la adrenalina.

 

 Lastimosamente, en el mundo de la programación, también hay muchas tareas que son sencillas y amargamente tediosas. Existen procesos en los que es necesario hacer algo una y otra vez, y en las que los métodos convencionales de reutilización de código son poco eficaces con algunas tareas.

 

 Muchos años atrás me topé con ese problema: las tareas repetitivas no son agradables de realizar, y representan un porcentaje sustancial de un sistema de cómputo. Odiaba estar frente a esos casos en lo que había que hacer muchos catálogos, que en escencia eran mapear la base de datos a una pantalla para presentarlos al usuario y este fuera capaz de modificarlos.

 

 ¿Qué hacer para quitarme de encima esas aburridas tareas? Fui buscando soluciones y probando varias técnicas, y poco a poco fui llegando a la conclusión de que hay una forma eficiente y divertida de solucionar esas tareas: generando código. Haciendo programas que hicieran programas. Un concepto sencillo que se aplica todos los días al momento de utilizar un compilador.

 

 Una vez tomada la desición de que la generación de código hacía el trabajo más emocionante, comencé a darme cuenta de las muchas otras ventajas que este método tenía. El trabajo se podía estandarizar de una gran manera, los errores se reducían en un gran margen, al solucionar un error en un lado se solucionaba en todos lados, se podían implementar mejores prácticas de manera sencilla, y muchas otras que iré mencionando con el tiempo.

 

A la fecha me sorprende el poco uso que se hace de la generación de código. Fuera de los compiladores comunes, pocas tareas se autimatizan. Estamos todavía con el concepto de hacer software como artesanía. Cada programador tiene su estilo y sus preferencias, sus estándares, sus reglas, su método de documentación. Un sistema que involucra un equipo de cinco programadores tendrá cinco estilos de programación, cinco paradigmas a veces convergentes.

 

Pronto apareció el concepto de industralización del software. Creo que hemos llegado a un punto en el que no es factible seguir haciendo software a la antigua. Los recursos humanos son muy limitados, y hay que asignarlos a las tareas más difíciles. Por todos lados aparecen frameworks que hacen más sencilla, o más legible, o más inteligente la programación, pero hay un problema de fondo: estamos mejorando los mangos de las herramientas, su ángulo de filo, las estamos haciendo ergonómicas, pero la producción sigue siendo manual. Es momento de hacer máquinas que hagan esas tareas, máquinas que corten, máquinas que permitan la producción en masa de nuestro producto final: programas.

 

 La idea de realizar un programa en assembler, salvo casos muy específicos, aparece en nuestros días como una estupidez. Todos se han habituado al uso de compiladores. Pero falta dar un paso más allá y darnos cuenta de que escribir el código como se hace hoy, es también una estupidez.

 

 Es sorprendente que no existan más lenguajes de dominio específico (DSL por sus siglas en inglés). El uso de los DSL’s debe ser una herramienta importante en una organización. Hay muchas tareas que se pueden automatizar y no se hacen. En muchos casos XML se utiliza como herramienta de parseo, para crear lenguajes específicos. Si bien esto es una mejora, tiene sus limitaciones.

 

 Cada vez hace falta más software, y los encargados de dar el producto tenemos que hacernos más eficientes, tenemos que producir más en menos tiempo. La generación de código no es la herramienta única, ni la que solucionará todos los problemas, pero es de las que más me gusta. En diez años creo que será tan común encontrarla entre las herramientas de un equipo de desarrollo como un compilador, y ojalá muchos de los proyectos que aparezcan comiencen en este lado del mundo, porque tenemos la habilidad de hacerlo. Póngamonos pilas y comencemos a generar código.

Comienza la búsqueda….

Como dije hace un rato, estoy reorganizando muchas cosas. Ahora quiero mantener toda la información que se pueda en línea, alguna privada y alguna pública. Tiempo atrás hice un post sobre Jreepad y wikis y como estos me ayudaban a organizar conocimientos. Luego de muchos intentos, me quedo con el concepto de Jreepad: un arbolito sencillo con notas en cada uno de sus nodos. Es para mí un poco más estructurado que un wiki, y estoy aprendiendo que necesito tener algunas cosas estructuradas antes de hacerme bolas. Así que estoy haciendo algunas búsquedas para encontrar un equivalente a Jreepad, sólo que en linea. Sería muy bueno que tuviera tags y categorías, como WP para tener las cosas ordenadas y no al mismo tiempo. Por lo que he visto no hay muchos parecidos. Si no me va a tocar hacer uno porque si me interesa una aplicación así. ¿Alguien sabe de alguna parecida?

Cambia, todo cambia…

“Cambia, todo cambia” dice Mercedes Sosa en su canción. Y como todo cambia, ahora mi sitio también va a cambiar un poco. A causa de alguno de los problemas más tristes y serios de Guatemala, tuve que cambiar un poco mis paradigmas mentales y físicos del mundo tecnológico. Me tocó volver a Linux totalmente (experiencia muy agradable) y re pensar mis modelos de datos en línea. Estoy cambiando de hosting de LunarPages a DreamHost, y aprovecho para cambiar la estructura del sitio.

Una de mis dudas ha sido si meter mil cosas en un mismo blog o no, pero decidí hacer más de un blog con finalidades diferentes. Ahora http://guisho.com será únicamente un blog personal, más o menos un diario extendido con cosas que desee publicar. En estos días, cuando tenga tiempo, estaré sacando otro par de blogcitos con mis opiniones de economía, de tecnología y fotos.

Pero mientras tanto tengo un tanto de chance para cambiar los dominios, subdominios, DNS, bases de datos y demás así, que denle tiempo al tiempo.

Presupuesto…

Desde que somos pequeños comprendimos un sencillo principio: puedo gastar sólo lo que me ingresa. Al crecer cada quien fue aprendiendo este sencillo principio, por las buenas o por las malas. Poco a poco nos dimos cuenta que hay otra opción: puedo consumir más de lo que gano si me endeudo, pero si me endeudo tendré que pagar luego con intereses.

Cualquier persona, familia o empresa hace su planificación en base a su presupuesto esperado. Creo que voy a ganar tanto, entonces puedo comprar tales cosas, o tengo tanto entonces puedo hacer esto. Pero al parecer el Gobierno no funciona así. De hecho casi que al revés: voy a gastar tanto y para ello tengo que tener tantos ingresos.

Los nenes en el congreso decidieron que se van a gastar 41 mil millones el otro año. La SAT dice: sólo vamos a recaudar 30 mil millones. Entonces resulta que hay un “hoyo” fiscal, es decir van a gastar más de lo que se tiene.

Y entonces? Que dolor de cabeza.

Estuve ayer en el foro presidencial llevado a cabo en la UFM, donde lamentablemente no asistieron los dos primeros en las encuestas: Alvaro Colom y Otto Perez Molina, lo cual causó un mal sabor de boca para los presentes.

Pero se presentaron los candidatos Menchú, Giamattei y Suger. El foro tuvo un buen ritmo y cada candidato estuvo exponiendo sus ideas. Como personas son lo que mejor me caen del hormiguero de opciones que tenemos, pero sus partidos no me convencen.

A ojo de buen cubero, tomando en cuenta lo que tengo en la cabeza, que por cierto me duele por lo difícil que es elegir al futuro presidente de la República, les comparto mi dilema sobre las siguientes elecciones.

Encabeza el Sr. Colom, por el cual simplemente no puedo votar; lleva ya tres campañas en las que invierte mucho dinero y sin duda debe muchos favores. Tampoco podemos olvidar que las transas en las que se vio involucrado hace cuatro años y de las cuales nunca quiso dar la cara. De hecho, mi voto va en gran parte a que no quede Colom.

Read more Y entonces? Que dolor de cabeza.

La maldad del dinero

Como ahora está de moda hablar de Ayn Rand, pongo a ustedes un segmento del libro “La Rebelión de Atlas” que me parece muy ilustrativo. En mi edición, de la Editorial Libro Sagrado, el segmento comienza en la página 400. Francisco d’Anconia contesta a una de esas damas de sociedad que se las lleva de altruista cuando la señora está hablando de que el dinero es el origen de todos los males. Claro, la señora poco puede decir al finalizar Francisco todo su discurso, y pasa como con muchas personas, que se saben inteligentes pero se niegan a aceptar la verdad. Está un poco largo, pero lo van a disfrutar.


-¿Así que piensa que el dinero es el origen de todos los males? – inqurió Francisco d’Anconia-. ¿Se ha preguntado alguna vez cuál es el origen del dinero? El dinero es sólo un instrumento de intercambio que no puede existir a menos que existan bienes y personas capaces de producirlos. Es la forma material del principio según el cual quienes deseen tratar con otros deben hacerlo mediante transacciones, entregando valor por valor. No es instrumento de los pordioseros, que exigen llorando el producto del trabajo ajeno, ni de saqueadores que lo arrebatan por la fuerza; el dinero se hace sólo posible sólo gracias a quienes producen ¿Es eso lo que considera malvado?

“Cuando se acepta dinero en pago del esfuerzo propio –continuó Francisco- se hace con la condición de que luego uno lo podrá cambiar por el producto deñ esfuerzo ajeno. No son los pordioseros ni los saqueadores los que dan valor al dinero. Y ni un océano de lágrimas, ni todos los cañones de la Tierra, podrán transformar los pedazos de papel que lleva en su billetera, en el pan que necesitará mañnana para sobrevivir. Esos papeles, que en realidad deberían ser oro, son de un pacto de honor; su tenencia da derecho a la energía de la gente que produce. Su billetera es la declaración de su convicción de que, en algún lugar del mundo, hay perssonas que no quebrantarán ese principio moral que es la raíz del dinero. ¿Eso es lo que considera malvado?

“¿Alguna vez se ha preocupado por investigar las raíces de la producción? Observe un generador eléctrico y atrévase a pensar que ha sido creado creado por ña fuerza bruta de seres carentes de inteligencia; intente cultivar una semilla de los conocimientos transmitidos por quienes lo hicieron anteriormente; o trate de obtener alimento tan sólo con movimientos físicos, y se dará cuenta que la mente humana es la raíz de todos los bienes producidos y de toda la riqueza alguna vez haya existido sobre la Tierra.

“Sin embargo –continuó-, usted asegura que el dinero lo consiguen los fuertes a expensas de los débiles. ¿Pero a qué fuerza se refiere? No es la fuerza de las armas ni de los músculos, ya que la riqueza es el producto de la capacidad del hombre para pensar. Entonces, ¿el dinero lo obtiene quien inventa un motor a expensas de quienes no lo inventaron? ¿Lo obtiene el inteligente a expensas del idiota? ¿El capaz a expensas del incompetente? ¿El ambicioso a expensa holgazán? El dinero debe hacerse, antes de que pueda ser saqueado, y es hecho a través dell esfuerzo de las personas honradas, en la medida de la capacidad de cada una; y el honrado es aquel que comprende que no puede consumir más de lo que ha producido.

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