Espectador de futuros

Espectador de futuros que me miras a mí, inventor de futuros. Tú que estás ahí viendo los hilos del mundo unirse, que no los tejes pero no lo impides, que paciente sabes qué es lo que se debe de hacer. Espectador del mundo, que lo observas de día y de noche, en la montaña y en la mar, en el campo o en la urbe, dime tú, ¿cómo construyo el mundo que ha de ser en algún tiempo? ¿Sabes tú acaso cuál es la fórmula para ser feliz?

Sí, yo son el inventor de futuros, gracias a Tí, porque ellos dependen de mí. Las incontables combinaciones posibles son mías ahora, pero con el pasar de las horas tengo que elegir una sola. Me asfixia a veces tanta responsabilidad, tanta variedad y tan sólo poder escoger una. 

Espectador de mi vida, que estás en tu cómodo sofá reclinado, esperando con cariño algo de mí. Te desvelas conmigo y aquellas madrugadas que el despertar me llama primero que el sol estás ahí conmigo. Dime, ¿qué hago para no escribir aquello ya escrito de “yo pude haberlo hecho mejor”?

Observador de otras vidas, dime que hacen aquellos que cambian al mundo, que como se incomodan con la realidad y la deforman para sí, dime cuál es la poción mágica que he de tomar para sacar mi energía interior. 

Espectador de la realidad, sí ya sé, no me lo has de revelar. Ahora que te veo con un poco de duda, te lo suplico, no me lo digas, déjame descubrirlo a mí. Para ello son muchas las cumbres que me esperan, pero bien sabes qué quiero hacer esas cumbres mías, comprendes como yo que los secretos se esconden en rincones pequeñitos adentro de mí. A veces me canso de escucharlo, pero lo sé. 

Intimidad

Han pasado varios años desde la primera vez que quise escribir algo que valiera la pena. Desde que leí una frase (no tengo idea quien fue el genio que la dijo) “los hombres que pasan a la historia o hacen algo que valga la pena escribir, o escriben algo que valga la pena leer”. El dilema, muchas lunas después continúa, ¿qué camino tomo, escribo o hago? Tal vez pueda ser que yo sea uno de esos privilegiados que hacen ambas. 

 

Cuando pienso en todas aquellas grandes mentes que tenían tantas dificultades para escribir y escribían, me siento sin excusas. Unos cuantos teclazos y hasta se me ayudará a corregir mis tambaleos con la ortografía. Pero sucede que lo que deseo escribir es algo sobre lo que no sé. 

 

No tengo duda de que, incluso al negarlo cuando lo tienen, cualquier escritor tiene deseos de trascender con sus ideas, de ser leído y respetado por alguien algún día. Un poco de esa vanidad de humanos que siempre tenemos. De hecho, aunque no te conozco, no tengo idea de quien eres, y para serte sincero no me importa, me siento muy halagado de poder comunicarme contigo, lector (o lectora) al otro lado de la pantalla. En estos breves minutos en los que recorres esas manchitas negras, estoy en intimidad contigo. Una intimidad única, que no puedes evitar. 

 

Tantos han escrito ya, y tantos hay más por escribir, que nos roban intimidad, que nos hablan directo al alma, que no pasan por el camino de la fonética de las palabras sino que, como una lanza en pleno vuelo (ya sé que acabas de pensar “que frase más gastada”) llegan a lo más profundo, ahí donde pocos pueden llegar.  De alguna manera se vuelven parte del ser, así como yo, mi estimada lectora, me estoy volviendo, lo quieras o no, parte de ti. Lo que quise expresar con estas letras está ya en tu mente, en tu subconsciente, en tu alma, en tu psiquis o como lo quieras llamar, y por más que lo intentes ya no podrás sacarlo de ti (por eso hay que tener cuidado con lo que se lee, porque nunca nos desharemos de ello). Podrás olvidar mi texto, pero los últimos minutos de tu vida han sido míos, y de alguna manera eso me extasía. Pero no te sientas mal, estamos a mano. Ten la certeza de que minutos de la mía vida  los he pasado escribiendo y son tuyos, lo quiera yo o no. 

El diablo de la privatiación

Bajo miles de pretextos ideológicos , de extrañas conjeturas, de manifestaciones en las calles, de gritos de auxilio, muchas personas se declaran abiertamente contra la privatización. 

El gobierno maneja los recursos mejor que el salvaje mercado. El gobierno es más justo repartiendo los bienes,  y por ello debe ser el encargado de proveer servicios básicos (como la telefonía).

Hoy salió en el periódico un artículo que dice que en Guatemala hay más de 10 millones de teléfonos móviles. Esto es 75 de cada 100 guatemaltecos tienen un celular. Recuerdo hace algunos años el martirio que era conseguir una línea telefónica, los trámites eternos y la burocracia que se manejaba. Ahora podemos ir a cualquier tienda de  conveniencia y comprar un teléfono con línea nuevo…¿no es esto sorprendente?

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La mal llamada propiedad intelectual.

Hoy salió en PrensaLibre que algunas instituciones han hecho una llamado al gobierno para que ponga un alto al mal de la piratería. Se muestra en el matutino una fotografía de uno de esos puestos de ventas callejeras de películas a las que los guatemaltecos estamos ya tan acostumbrados, y que pocos ven como ilegales.

 

También se comenta que en Guatemala la industria del software sufre mucho por no cumplirse los “derechos” de “propiedad intelectual”. Las terribles pérdidas que esto causan a las empresas y al fisco deben ser detenidas los más pronto posible, porque es mucho dinero del que estamos hablando.

 

Un punto quiero resaltar: las supuestas pérdidas que se tienen para las empresas y el fisco son nada más que un espejismo, por una sencilla razón: si las personas se viesen obligadas a pagar el precio de las licencias o de los originales no las comprarían. Si alguien debiese pagar $500 por una licencia de Office estoy seguro que comenzaría a buscar opciones (precio de OpenOffice por cierto es de $0).

 

La propiedad intelectual poco tiene que ver con la propiedad real. En el caso de la propiedad real, su razón de ser está en la exclusividad de uso sobre algún bien. Por ejemplo si yo tengo una manzana, y alguien me la quita, entonces ya no tengo manzana. En el mundo de las ideas, esto no existe. Si yo tengo un programa y te lo copio, no pierdo (por cierto, quien me vendió el programa ni se va a enterar, de modo que no existe manera de decir que tuvo pérdidas).

 

La propiedad intelectual es un monopolio sobre alguna idea. En una lista extensa de casos dichos monopolios son estúpidos (vean esto). El origen de la propiedad intelectual se basa en que asegurar el monopolio sobre alguna idea es un incentivo para fomentar la creatividad de las empresas y los individuos. No es algo de siempre, es algo relativamente nuevo (de hecho, las primeras patentes de software son patentes literarias). Para algunos genios que postulan estas ideas (casualmente los abogados afines a algunas productoras de software, música, películas, casas médicas, etc.) la carencia de propiedad intelectual y de patentes desaceleraría el proceso creativo. Como en todo, una manera de probar equivocado un postulado es suponer el contrario y ver si se llega a una contradicción. Casos para esto no hay uno, dos, cien o mil, sino que miles de millones. Imaginen que las Leyes de Newton fueran propiedad intelectual de alguien….(es estúpido?, pues el XOR de una sencilla tabla de verdad está patentado, el famoso doble click está pantentado por Microsoft).

 

Entonces a revisar los principios (que para eso sirven!), no hay excepciones. Los monopolios artificiales siempre son dañinos para la sociedad. La propiedad intelectual y las patentes son un monopolio artificial, y como tal son dañinos para la sociedad. Quienes hacen las leyes han de pensar siempre primero en la libertad de los individuos que sufrirán la legislación, y poner por escrito aquellos comportamientos que la sociedad considere nocivos (los congresistas o diputados NO hacen las leyes, sino que las deducen). ¿Les ha dado cargo de conciencia bajar un mp3 de internet, o utilizar un serial que alguien les pasó para instalar el office que usan? 99% de ustedes (como yo) no lo han sentido.

 

 

Concluyendo. La piratería NO tiene como consecuencias pérdidas para el país o para las empresas. Las supuestas pérdidas se basan en el supuesto equivocado que las copias ilegales serían pagadas. La piratería (hasta la palabra da risa) no es algo que debe ser detenido y sobre todo, que no puede ser detenido. En el mundo que vivimos la información fluye cada vez más libremente, y poner un freno a lo que se llama piratería, conlleva detener el flujo de le información. Las patentes y la mal llamada propiedad intelectual son la excusa que algunas empresas han ideado para mantener las ganancias que tienen basadas en un mercado afectado y ficticio. La propiedad intelectual, a diferencia de la propiedad real, es económicamente absurda.

 

 

  • Mientras la propiedad de los bienes materiales orienta el uso de los medios escasos a los fines más importantes, en el caso de los bienes inmateriales como las producciones literarias y la invenciones tecnológicas la habilidad para producirlas es también limitada, pero una vez han sido creadas pueden multiplicarse indefinidamente y pueden convertirse en escasas sólo mediante la ley con el propósito de generar incentivos para producir tales ideas. Sin embargo no es obvio que esta escasez artificial sea el modo más efectivo de estimular el proceso creativo del hombre.
  • Friedrich Hayek