Uno de los secretos escondidos de las grandes personalidades de la historia es realmente bastante sencillo: ellos saben -o supieron- decir que no. El tiempo del que disponemos para trabajar en las cosas que queremos es pequeño. Usualmente vivimos bajo la fantasía de tener estanques interminables de tiempo, pero la realidad es que el tiempo es un bien escaso, escasísimo, es un recurso muy limitado. Al ser un recurso muy limitado, su buen manejo se convierte en una tarea vital. Pero sobre todo, antes que el manejo, en qué se utiliza es vital.
Te lo pongo desde otra perspectiva: aprender a decir que no es decir que sí a las cosas que quieren. Decir que no a esa hora extra de TV es decirle que sí a esa otra actividad que tanto deseas hacer; decirle que no a tus amigos para una noche de tragos es decirle que sí a ese estudio que tienes pendiente; decirle que no a esa meta muerta es decirle que no a esa otra meta que puedes realizar; decirle que no a ese deseo de procrastinar es decirle que sí a ese trabajo que deseas realizar; decirle que no a ese desvelo es decirle que así a un día lúcido por la mañana; decirle que no a ese cigarro es decirle que sí a tu salud; decirle que no a ese otro proyecto que quieres es decirle que sí a ese otro proyecto que quieres más.