“El trabajo duro es la clave del éxito”, “todo se puede lograr con trabajo duro”, “para conseguir lo que quieres hay que trabajar duro” son sólo algunas de las frases que siempre nos han dicho sobre el “trabajo duro”. Pero siempre he creído que estas frases, aunque muchas veces acertadas, son incompletas porque dejan en el aire una pregunta importante: ¿qué es el trabajo duro?
En alguna entrada futura hablaremos de lo importante de alimentarnos con mensajes claros, pero en el caso específico del “trabajo duro” es uno de los que más me ha interesado por mucho tiempo. Supongámos que un día nos levantamos con las ganas de mejorar muchas cosas, de tomar el camino de la superación personal. Uno de esos días en los que queremos cambiar el mundo y nos queremos cambiar a nosotros, donde las ganas no nos faltan y estamos listos para lo que se venga enfrente. Luego de levantarnos, bañarnos, desayunar y tomar el primer café nos decidimos a “trabajar duro”. Y entonces ¿ahora qué hacemos? ¿Cómo comenzamos con el trabajo duro?